domingo, 3 de abril de 2011

¿Dónde estamos, como Hijas de Santa Ana, en Chile?

                                                 Santa Ana
NOSOTRAS,  HIJAS DE SANTA ANA EN CHILE ESTAMOS EN:


ARICA:

                               Colegio Italiano Santa Ana,   (Comunidad en:) Gallo Nº 321




               Comunidad de presencia  "María, Madre de Gracia y Misericordia", Dardanelo Nº 1440,         Cerro la Cruz, Población Miramar 1


ANTOFAGASTA




Comunidad de Presencia, " Madre Rosa Gattorno"
Monte Grande

SANTIAGO




Casa Provincial  Santo Domingo 3879



                                   Casa de Oración (hermanitas mayores)  Santo Domingo 3879



Casa de Acogida (retiros, jornadas)  Santo Domingo 3879



PUREN IX REGION



Casa de presencia "Misión Santa Ana"


DIOS LLAMA A MUCH@S JÓVENES, PARA SEGUIR
CULTIVANDO LA TIERRA DE LOS CORAZONES
DE NUESTROS HERMANOS


¿TE ANIMAS TÚ JOVEN                                     A TRABAJAR EN SU VIÑA?


ESCRIBENOS TU INQUIETUD¡



¡ ERES SEMILLA DEL SEÑOR, EN SU CAMPO FECUNDO¡

El Santo Padre Pío IX, en la audiencia del 3 de enero de 1866, la exhorta en cambio a iniciar de inmediato la fundación, agregando: "Este Instituto se extenderá rápidamente en todas las partes del mundo; Dios pensará en tus hijos, tú piensa a Dios en su obra". Aceptó, entonces, cumplir la voluntad del Señor y como después escribió en sus memorias: "con generosidad hice a Dios la oferta y le repetía las palabras de Abraham: "Héme aquí para cumplir tu voluntad "… me ofrecí víctima por su obra y recibí consolaciones muy grandes…".
Superadas las resistencias de los parientes y abandonadas las obras de Génova, no sin disgusto de su Obispo, da inicio en Placencia a la nueva Familia Religiosa que denominó definitivamente "Hijas de Santa Ana, Madre de María Inmaculada" (8 diciembre 1866). Vistió el hábito religioso el 26 de julio de 1867 y el 8 de abril de 1870 emitió la profesión religiosa junto a doce hermanas.
Madre Rosa, Gattorno confiada totalmente a la Providencia divina y animada desde el principio de un valeroso impulso de caridad,  dió inicio a la construcción de la "Obra de Dios", como la había llamado el Papa y como la llamará siempre también ella, elegida para cooperar, en espíritu de donación materna, atenta y solícita hacia las diversas formas de sufrimiento y de miseria moral o material, con la única intención de servir a Jesús en sus miembros adoloridos y heridos y de "evangelizar ante todo con la vida".

Da inicio a varias obras de servicio para los pobres y enfermos de cualquier enfermedad, para las personas solas, ancianas, abandonadas; los pequeños e indefensos; las adolescentes y las jóvenes "en peligro" a quienes proveía una instrucción adecuada y la sucesiva inserción en el mundo del trabajo.

A estas formas, se agregan muy pronto la apertura de escuelas populares para la instrucción de los hijos de los pobres y otras obras de promoción humano-evangélica, según las necesidades más urgentes de la época, con una efectiva presencia en la realidad eclesial y civil. Llamaba a sus hijas "Siervas de los pobres y ministras de la misericordia" y las exhortaba a acoger como signo de predilección del Señor el servicio a los hermanos, cumpliéndolo con amor y humildad: "Sean humildes… piensen que son las últimas y las más miserables de todas las creaturas que prestan su servicio a la Iglesia, de la cual tienen la gracia de formar parte".

¿ QUIÉN ES LA BEATA ROSA GATTORNO?

"Amor mio, cómo puedo hacer para que todo el mundo te ame?… Sírvete una vez más de este tu miserable instrumento para reavivar la fe y la conversión de los pecadores".
Este impulso generoso brotado a los pies de su "Sumo Bien", que la atraía siempre más irresistiblemente a sí, constituyó el anhelo profundo del corazón de Ana Rosa Gattorno, hasta impulsarla a ofrecer totalmente su vida en una continua inmolación por la gloria y complacencia del Padre.
Nació en Génova el 14 de octubre de 1831, de una familia de condición económica acomodada, de buena posición social y de profunda formación cristiana. Fue bautizada el mismo día, en la Parroquia de San Donato, con el nombre de Rosa María Benedetta.
En el padre Francisco y en la madre Adelaida Campanella, ella como sus otros cinco hermanos, encontró los primeros formadores esenciales de su vida moral y cristiana. A los doce años recibió la confirmación en Santa María de las Viñas, de manos del Arzobispo Cardenal Plácido Tadini.
Durante su juventud, le fue impartida la instrucción en casa, como era usanza en las familias acomodadas del tiempo. De carácter sereno, amable, abierto a la piedad y a la caridad, sin embargo firme, supo reaccionar ante la conflictualidad del clima político y anticlerical de la época, que afectó también a algunos componentes de la familia Gattorno.
A los 21 años (5 de noviembre, 1852) , contrajo matrimonio con su primo Jerónimo Custo y se trasladó a Marsella. Una imprevista crisis financiera turbó muy pronto la felicidad de la nueva familia, obligada a volver a Génova marcada por la pobreza. Desgracias aún mas graves la amenazaban, su primera hija Carlota afectada de una improvisa enfermedad quedó sordomuda para siempre; el tentativo de Jerónimo para hacer fortuna en el extranjero se concluyó con el regreso, agravado por una funesta enfermedad; el gozo de los otros dos hijos fue profundamente turbado por el fallecimiento del marido, que la dejó viuda a menos de seis años de casada (9 de marzo, 1858) y después de algunos meses la pérdida de su último hijito.
El apremiar de tantos acontecimientos tristes, marcó en su vida un cambio radical que ella llamará "su conversión" a la oferta total de sí al Señor, a su amor y al amor del prójimo.
Purificada por las pruebas, pero fuerte en el espíritu, comprendió el verdadero sentido del dolor, enraizándose en la certeza de su nueva vocación.

¿ Cómo nació nuestro Instituto?

El Pontífice en la audiencia del 3 de enero de 1866,                                                                                    la exhorta en cambio a iniciar de inmediato la fundación, agregando:
       "Este Instituto se extenderá rápidamente en todas las partes del mundo;                                     Dios pensará en tus hijos, tú piensa a Dios en su obra".

"Héme aquí para cumplir tu voluntad "…

me ofrecí víctima por su obra y recibí consolaciones muy grandes…".
Superadas las resistencias de los parientes y abandonadas las obras de Génova, no sin disgusto de su Obispo, da inicio en Placencia a la nueva Familia Religiosa que denominó definitivamente "Hijas de Santa Ana, Madre de María Inmaculada" (8 diciembre 1866). Vistió el hábito religioso el 26 de julio de 1867 y el 8 de abril de 1870 emitió la profesión religiosa junto a doce hermanas.

Confiada totalmente a la Providencia divina y animada desde el principio de un valeroso impulso de caridad, Rosa Gattorno dió inicio a la construcción de la "Obra de Dios", como la había llamado el Papa y como la llamará siempre también ella, elegida para cooperar, en espíritu de donación materna, atenta y solícita hacia las diversas formas de sufrimiento y de miseria moral o material, con la única intención de servir a Jesús en sus miembros adoloridos y heridos y de "evangelizar ante todo con la vida".
Da inicio a varias obras de servicio para los pobres y enfermos de cualquier enfermedad, para las personas solas, ancianas, abandonadas; los pequeños e indefensos; las adolescentes y las jóvenes "en peligro" a quienes proveía una instrucción adecuada y la sucesiva inserción en el mundo del trabajo.
A estas formas, se agregan muy pronto la apertura de escuelas populares para la instrucción de los hijos de los pobres y otras obras de promoción humano-evangélica, según las necesidades más urgentes de la época, con una efectiva presencia en la realidad eclesial y civil. Llamaba a sus hijas "Siervas de los pobres y ministras de la misericordia"


 

Hacen falta manos para la Obra de Dios en Chile

¿QUIENES SON LAS "HIJAS DE SANTA ANA EN CHILE?

Las Religiosas Hijas de Santa Ana, en Chile, somos una pequeña porción de la Iglesia, llamadas a consolar a los hermanos más necesitados y así continuar sirviendo a Cristo, que nos URGE a Evangelizar.
Nuestra Fundadora, la Beata Rosa Gattorno, ha querido legar a nosotras sus hijas en esta larga, hermosa  y angosta faja de tierra,  que es Chile, tierra siempre fecunda extender el Reino de Dios.

QUIEN ES NUESTRA FUNDADORA?

LA BEATA MADRE ROSA GATTORNO                     
Conozcamos un poco de Ella:

Nació en Génova el 14 de octubre de 1831, de una familia de condición económica acomodada, de buena posición social y de profunda formación cristiana. Fue bautizada el mismo día, en la Parroquia de San Donato, con el nombre de Rosa María Benedetta.

En el padre Francisco y en la madre Adelaida Campanella, ella como sus otros cinco hermanos, encontró los primeros formadores esenciales de su vida moral y cristiana. A los doce años recibió la confirmación en Santa María de las Viñas, de manos del Arzobispo Cardenal Plácido Tadini.

Durante su juventud, le fue impartida la instrucción en casa, como era usanza en las familias acomodadas del tiempo. De carácter sereno, amable, abierto a la piedad y a la caridad, sin embargo firme, supo reaccionar ante la conflictualidad del clima político y anticlerical de la época, que afectó también a algunos componentes de la familia Gattorno.

A los 21 años (5 de noviembre, 1852) , contrajo matrimonio con su primo Jerónimo Custo y se trasladó a Marsella. Una imprevista crisis financiera turbó muy pronto la felicidad de la nueva familia, obligada a volver a Génova marcada por la pobreza. Desgracias aún mas graves la amenazaban, su primera hija Carlota afectada de una improvisa enfermedad quedó sordomuda para siempre; el tentativo de Jerónimo para hacer fortuna en el extranjero se concluyó con el regreso, agravado por una funesta enfermedad; el gozo de los otros dos hijos fue profundamente turbado por el fallecimiento del marido, que la dejó viuda a menos de seis años de casada (9 de marzo, 1858) y después de algunos meses la pérdida de su último hijito.
El apremiar de tantos acontecimientos tristes, marcó en su vida un cambio radical que ella llamará "su conversión" a la oferta total de sí al Señor, a su amor y al amor del prójimo.
Purificada por las pruebas, pero fuerte en el espíritu, comprendió el verdadero sentido del dolor, enraizándose en la certeza de su nueva vocación.